MANUEL DE FALLA: OBRAS PARA PIANO
ÁNGEL HUIDOBRO VEGA
Fantasía Bética. Cuatro piezas españolas: Aragonesa, Cubana, Montañesa (Paisaje), Andaluza. Tres danzas de “El sombrero de tres picos”: Danza del molinero (farruca), Danza de la molinera, Danza de los vecinos. Serenata andaluza. Vals-Capricho. Nocturno. Canción. Danza de gnomos. Canto de los remeros del Volga (del cancionero popular ruso). Homenaje (pour le Tombeau de Debussy). Pour le Tombeau de Paul Dukas.
OBRAS PARA PIANO DE MANUEL DE FALLA
El presente disco reúne la mayor parte de la producción pianística de Falla y, dentro de ella, las obras más relevantes, si exceptuamos Noches en los Jardines de España que, como es sabido, es para piano y orquesta.
Un primer periodo, que bautizó Gerardo Diego como “Premanuel de Antefalla”, como atestigua Antonio Iglesias (2001) en su libro Falla, su obra para piano, abarca todas aquellas obras que precedieron a La vida breve, ópera en la que Falla encontró su lenguaje personal.
Dichas piezas son, por tanto, obras de juventud, con un pianismo elegante y de clara influencia chopiniana (Nocturno, Vals-Capricho). Incluso la Serenata andaluza, a pesar de su modo frigio y sus cadencias andaluzas, contiene pasajes influidos por el compositor polaco. Pueden advertirse también ecos de las Gymnopédies de Satie en su Canción. También Liszt pudo influir, aunque en este caso sólo en el tema de inspiración, en el Cortejo de gnomos (recuérdese Gnomenreingen del compositor húngaro). Todas estas piezas, dentro de la evolución del joven Falla, destilan finura y encanto.
A través de todas estas influencias se fue abriendo paso la personalidad de Falla y, por fin, en un periodo cercano a La vida breve, compone sus Cuatro piezas españolas, dedicadas a Isaac Albéniz. Ya está aquí Manuel de Falla, sin prefijos ni sufijos. El Falla universal que, como Albéniz, pero de otra manera, bebe del nacionalismo español y se deja embriagar por el perfume francés del Impresionismo de Debussy. Su pianismo, más contrapuntístico que el de Albéniz (Manuel Carra dixit), se deja sentir en la Aragonesa: véase la original reexposición, mezclando en fortissimo los dos temas principales (¡como en la recapitulación de Rondeña de Albéniz!). Hablando de la Rondeña, que Albéniz aborda como peteneras, encontramos en la Cubana el eco de estas en ultramar: las guajiras. Se siente en la armonía de esta preciosa pieza un ambiente teñido por esa nostalgia post-colonial de finales del XIX, tan presente posteriormente en algunas obras de Montsalvatge. La Montañesa, quizá la pieza más impresionista de la colección, pinta un paisaje en el que puede sentirse la humedad de una mañana casi lluviosa entre montañas, con las campanas de alguna iglesia repicando en una aldea vecina. Ese ambiente se ve abruptamente interrumpido por el jolgorio festivo de un motivo rítmico de corte popular, sometido a diversas imitaciones y modulaciones, y desembocando en la clásica escala hexátona, que vuelve a fundirse con el ambiente inicial. Por último, la Andaluza explota un pianismo ardiente rebosante de taconeos y (ahora sí) con recursos listzianos (manos alternas, octavas cortadas, acordes, octavas estrepitosas); la copla, suplicante y desgarradora, en el estilo del cante jondo, prepara el camino (sin saberlo) de la Fantasía Bética.
Dedicada a Arthur Rubinstein, esta obra es su máxima obra pianística y una de las cimas de la literatura pianística española. Pero su carácter serio y su estilo austero, cimentado en la forma allegro de sonata no pareció calar en el pianista polaco que, incomprensiblemente, la estrenó y no volvió a interpretarla. Sin embargo, la obra plantea una escritura enormemente rica y lleva al piano toda la esencia, como se ha dicho, del cante jondo. Especialmente original es el tratamiento de la copla, desnuda, con efectos que coquetean con la heterofonía y el microtonalismo, éste último al crear la ilusión de cuartos de tono mezclando notas de adorno cromatizadas y sin cromatizar que, al sonar a la vez, generan una especie de “media aritmética” entre un sonido y el otro. Y, también, influido quizá por la violencia sonora de Stravinsky (más adelante abrazará su neoclasicismo), trata el piano, por momentos, de forma percusiva y brutal, haciendo emanar de sus entrañas todo el primitivismo del flamenco.
Las transcripciones de las tres danzas de El sombrero de tres picos, incluidas en este disco, destilan la belleza y el frenesí de la danza, con el ritmo en este caso como maestro de ceremonias. Aunque no pertenecen a la literatura intrínsecamente pianística del compositor, su calidad musical las hace merecedoras de ser interpretadas. Se ha incluido la introducción de la danza del molinero que, aunque no aparece en la transcripción del autor, suele ejecutarse tradicionalmente. Asimismo, el oyente podrá percibir leves modificaciones en la danza de la molinera que, respetuosamente, este intérprete ha introducido, inspirado en la versión original, para intentar salvar algunas desventajas lógicas existentes entre el timbre del piano y la paleta orquestal.
Finalmente, las últimas piezas de este disco son exploraciones armónicas y resultan sorprendentes por una u otra razón: el Canto de los remeros del Volga, por tratarse de una exquisita armonización de tan conocido tema popular que, al parecer, Falla tocaba a menudo en concierto acompañando a la cantante polaca Aga Lakhowska; el Homenaje (pour le Tombeau de Debussy) es una pieza inicialmente compuesta para guitarra a la memoria del compositor francés y, si bien fue transcrita para piano por el autor, se sigue percibiendo en ella claramente la guitarra, dada la fisonomía de los acordes y arpegios empleados. Por último, Pour le Tombeau de Paul Dukas es de una rara belleza; una pieza cruda y fatalista que pinta un paisaje desolado. Un férreo motivo y otros derivados de él invaden la obra sobre áridos acordes a modo de coral… apenas hay lugar para la esperanza en ellos. Aunque se han querido ver aquí reminiscencias de la Sonata en mi bemol menor del compositor de El aprendiz de Brujo, no parece haber relación. Las dos piezas que cierran el disco fueron incluidas en la suite orquestal Homenajes unos años después.
Como hemos podido ver, la obra para piano de Falla es una buena muestra de los modelos y estéticas compositivas que adoptó. Un camino de búsqueda y exploración constante que llevará al compositor gaditano a un neoclasicismo donde el piano tendrá cada vez menos presencia, cediendo paso a su antecesor, el clave.
Ángel Huidobro Vega
ANGEL HUIDOBRO VEGA
Músico vallisoletano, realiza su formación musical en el Conservatorio Profesional de Música de Valladolid, Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, Conservatorio Superior Municipal de Barcelona y Scuola di Musica “ Luciano Fancelli “de Venecia (Italia), en las especialidades de piano, acordeón clásico, contrapunto y composición con Manuel Carra, Elio Boschello, Daniel Vega y Antón García-Abril, respectivamente.
Su actividad concertística se extiende por toda la geografía española, Andorra, Argentina, Bélgica, Brasil, Costa Rica, Chile, Egipto, Francia, Holanda, Italia, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rusia y Suiza, actuando en salas del prestigio del Auditorio Nacional de Música de Madrid, Teatro Real de Madrid, Teatro Monumental de Madrid, Palau de les Arts “ Reina Sofía” de Valencia , Sociedad Chopin de Varsovia, el Teatro Bolshoi de Moscú o el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú.
Ha efectuado grabaciones para radio y televisión; tiene en su haber 28 CDs editados y distribuidos por los sellos RTVE Música, Fundación Autor, Banco de Sonido , Discográfica del RCSMM y, principalmente, Tañidos en los que concede un papel preponderante a la música española , destacando las integrales de Guridi (obra completa para canto y piano), música española para piano a cuatro manos (integral de Joaquín Rodrigo), junto a Juan Manuel Consuegra, música española para violoncello y piano (tres volúmenes), junto a Eduardo del Río , Zarzuela en formato de cámara (sexteto con piano) (7 volúmenes hasta la fecha), con el Ensamble de Madrid, y la integral de Goyescas de Granados.
No obstante, en su carrera concertística y discográfica, merece un capítulo especial su interpretación de la Suite Iberia de Isaac Albéniz en el Auditorio Nacional de Música de Madrid en conmemoración del centenario de su muerte (2009), habiéndola llevado al CD en 2004 con gran éxito de la crítica (fue elegido “ El disco de la semana” en “ El cultural” de “ El mundo”), con el sello Tañidos y al DVD (2014, primera grabación mundial en este formato de la obra completa, con el sello QTV). También cabe destacar su grabación integral de las “Armonías poéticas y religiosas” de F. Liszt, presentada en la Sala Roja de los Teatros del Canal (Comunidad de Madrid), la integral de los Corales para órgano de Bach transcritos para piano por Busoni, el Primer Libro de Preludios de Debussy o un disco dedicado a música para dos pianos de Bartók y Stravinsky junto a Pascual Jover.
Una parte importante de sus registros sonoros se encuentra disponible en plataformas digitales como Spotify, Apple Music, iTunes, etc.
Ha participado en numerosos ciclos y festivales: Ciclo de Cámara del Teatro Real de Madrid (2004,2006,2007,2008 y 2011 ), Ciclo de Cámara de la Orquesta de la RTVE (2000, 2002, 2004 y 2009), La Música de Cámara de Brahms, Fundación Juan March (1997), Festival Internacional de Mirano (Venecia, 1987 y 1988), Festival Internacional de Alicante (1999), Festival Internacional de Granada (2000 y 2001), Festival Internacional de Órgano Catedral de León (2001), etc.
Ha sido maestro repetidor del Teatro Real de Madrid en las temporadas 1997-1998 y 1998-1999, colaborando con Plácido Domingo, Jaime Aragall y Joan Pons, entre otros. Ha participado en el estreno de obras como la ópera Divinas Palabras de Antón García-Abril, el Ballet La Celestina de Carmelo Bernaola, o De verborum et speculorum ludis de Cristóbal Halffter . Colabora habitualmente con la Orquesta Sinfónica de Madrid como pianista principal desde 1999 y ha actuado, entre otras, con la Orquesta Nacional de España, Orquesta de la Comunidad de Madrid y la Orquesta de la RTVE. Ha realizado música de cámara con los grupos: Ensamble de Madrid, del que es miembro desde año 2000, Modus Novus, Cámara XXI, diversas agrupaciones de cámara de la Orquesta de la RTVE y de la OSM, Ensamble Iberoamericano ,etc. y con intérpretes como Pedro Corostola , Marçal Cervera, Ángel Luis Quintana, Marc Coppey, etc.
Ha participado en numerosos cursos como profesor, y forma parte de la plantilla del prestigioso Curso “ Música en Compostela”.
Ha impartido clases en el Conservatorio Profesional de Música de Valladolid, Conservatorio Profesional de Música Joaquín Turina y Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, donde es Catedrático de Composición con destino definitivo.
“Huidobro hace olvidar al oyente su suficiencia mecánica para seducirlo con su vibrante musicalidad. De alguna manera, aúna el pulso de Sánchez, el vuelo de Orozco y la naturalidad de Alicia. Nada es gratuito y todo tiene lógica y razón de ser en sus dedos expresivos.” Justo Romero.
“Excelente representante de la moderna falange de teclistas españoles”. Arturo Reverter.
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